Patricia Bello acaba de celebrar esta semana su primer año al frente del Departamento de Envasado de la fábrica de Las Palmas de Gran Canaria. Un año que ha supuesto importantes cambios, tanto en el ámbito profesional como en el personal, incluyendo el traslado de residencia de Tenerife a Gran Canaria. A cambio ha podido asumir “un nuevo proyecto que le permite afrontar diferentes retos intelectuales cada día y crecer más allá de lo estrictamente profesional”.
En esta nueva etapa, afirma que uno de los elementos clave ha sido la importancia del trabajo en equipo, que le ha demostrado que “las personas son el mayor activo de la empresa, capaces de crecerse ante la adversidad y apostar por la búsqueda constante de soluciones”.
Esta ingeniera química, que también es experta en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, admite que el proyecto en el que trabaja en estos momentos, dirigido a la mejora de la eficiencia y la optimización del proceso industrial del envasado, supuso un importante atractivo a la hora de apostar por el cambio, ya que le ofrecía una posibilidad nueva de proyección profesional.
A esto se suma “el trato humano, marcado por la flexibilidad a la hora de compatibilizar la vida laboral y familiar, así como los retos intelectuales”, factores que son los responsables de que afronte el futuro con ilusión.
Su experiencia en otras empresas de los sectores alimentario e industrial le ha permitido aportar una “visión más fresca y amplia de la actividad, así como poner en marcha nuevas pautas de trabajo”.
Además de su vinculación laboral con la empresa, Patricia Bello admite que los lazos con sus compañeros van más allá de la relación estrictamente laboral. Su afición por el deporte, en concreto por el running, que practica a diario, ha hecho que compartan horas libres en torno a actividades deportivas, a las que se suman también otras de ocio.
La actividad profesional la compatibiliza también con otras de sus aficiones, como son la lectura y la música, en este último caso a través de instrumentos como la guitarra o el laúd.
Su inmersión en el mundo de la cerveza ha permitido también que haya despertado su interés por la cultura cervecera, sobre todo “desde una posición privilegiada como parte activa del proceso de elaboración”. Entre todas las variedades, se descanta por Tropical Limón, por su peculiar sabor que marca la diferencia con el resto.