Era el año 1939. España acababa de cerrar la Guerra Civil y estaba a punto de comenzar oficialmente la II Guerra Mundial. En este contexto nacía, un 7 de agosto, Compañía Cervecera de Canarias, con una actividad que se vio precisamente influenciada por un entorno bélico: el mismo que impidió que pudiéramos elaborar nuestra primera cerveza hasta 1948.
La principal causa era la dificultad de transformar la maquinaria necesaria, en barco y de forma segura, hasta Canarias, ya que nos encontrábamos en medio de dos contiendas bélicas. Más de seis años tuvo que permanecer todo ese material en la zona franca del Puerto de Barcelona hasta que pudo iniciar su definitivo viaje por mar hasta nuestras Islas, y para que pudiéramos proceder inmediatamente a su definitivo viaje por mar hasta nuestras Islas, y para que pudiéramos proceder inmediatamente a su instalación.
Por fin, en 1946, y una vez concluida la contienda, el barco que transportaba la maquinaria llegó a Tenerife. De ello da cuenta una breve nota publicada el 9 de septiembre de ese año por Diario de Avisos. Según recogía la noticia, el vapor ‘Segre’, de la Compañía Marítima Frutera, acaba de descargar en el Puerto, procedente de Barcelona, la maquinaria adquirida en Austria con destino a nuestras instalaciones:
En la misma noticia se hablaba también de la posibilidad de iniciar el funcionamiento de la fábrica en la primavera de 1947, de cuyo diseño se encargó el arquitecto José E. Marrero Regalado. Pero finalmente no pudo ser hasta un año después cuando la primera cerveza Dorada salió de las nuevas instalaciones de la Vuelta de Ballester.
