Pese a la complejidad de los inicios, en puertas de la II Guerra Mundial, iniciamos en pocos años un proceso de expansión que tuvo uno de sus mejores momentos en la década de los 60, gracias al impulso del sector turístico.
En ese momento, nos convertimos en una entidad codiciada por otras empresas, como quedó patente con la compra, a principios de los 70, del 75% de Cervecera de Canarias por parte del grupo alemán Schickedanz, dedicado a la venta por catálogo.
El impulso que esta operación supuso en la profesionalización de la gestión permitió que consolidáramos nuestro crecimiento y optásemos por nuevos mercados, como Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
En ese contexto, vimos la oportunidad de hacernos con la que en esos momentos era nuestra principal competencia, la empresa Cervezas de Tenerife SA (Certesa), una empresa con unos orígenes similares a los nuestros pero de menor tamaño y que fabricaba la cerveza Mas, que se comerciaba principalmente en Tenerife y algo en Gran Canaria.
En enero de 1993 decidimos dar un paso adelante con la consecución de un proceso de fusión impropia, el primero llevado a cabo por la compañía, centrado en la adquisición de la participación del accionista mayoritario de Certesa, en manos de la familia Escuder, a la que siguió una ampliación de capital para canjear las acciones del resto de accionistas por acciones de Cervecera.
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